Autor: Casandra Sánchez Hernández

Cuando petar no es una opción

A riesgo de sonar borde, hay momentos en los que, que se te vaya la pinza No es una opción.

Tanto si ya tienes un negocio, como si quieres tenerlo, sabes que esto es una montaña rusa. Tienes subidas, bajadas. Días en los que estás a tope, enchufada y alineada con tu propósito, con tus clientes y tus colaboradores o equipo son tus ángeles salvadores. El feedback es buenísimo, el algoritmo de instagram te ama, peeeeeeeeeeeeeero…

Hay otros, en los que lo mandarías todo a la mierda, despedirías a todo el mundo (clientes «quejicas» incluidos) y te irías a vivir al fondo de un barranco, sin wifi, ni gps para que Hacienda no te persiga.

A ver,   R  E  S  P  I  R  A,    que he dicho montaña rusa, no ruleta rusa.

Que sí, que te entiendo, que estás sometida a mucha presión. Cada vez tienes más frentes abiertos y parece que todo el que se dirige a ti te trae problema (en lugar de aportar a encontrar soluciones). Ahí, tienes razón.

Pero coño, no puedes permitir que se te vaya la pinza.

[Esto es >> hablar mal a tu equipo, contratar o despedir por arranque, ser reactiva con tus clientes, invertir impulsivamente en una herramienta, empezar una campaña por que «da por ahí»… por ejemplo, te suena algún jefe que se ha ido la pinza delante de ti ¿verdad?]

Mantenerte en equilibrio, es parte de tu trabajo, cuando  L  I  D  E  R  A  S un negocio.

Por eso con mis clientas trabajamos mentalidad y estrategia.

Y por eso insisto, para tener resultados sostenidos en el tiempo: el seguimiento y soporte continuo es fundamental (por eso sólo trabajo con un pequeño número de personas cada temporada).

  • Abordamos juntas estas situaciones que te desestabilizan en el día a día para que te sientas acompañada y tranquila.
  • Podrás aprender a gestionar estas situaciones desde la calma, y ser la líder que has decidido ser (no la jefa «cabrona» desbordada de la que huyes.
  • Sabrás reconectar de manera efectiva con tus valores, objetivos y prioridades, para que esas «pequeñas» o «grandes» cosas del día a día, no se hagan una montaña que te impida conseguir los resultados o el estilo de vida que deseas.

Y eso marca la diferencia. Ya no vale ganar dinero a pesar del malestar que puedas sentir.

Apuesto a que quieres capitanear un negocio sostenible, amable y rentable, para ti y para las personas que te rodean. Esto es revolucionario, importante y cambia vidas.

Sueño con más empresas y equipos inspirados por esta forma de liderar y vivir.

Si quieres recibir estos emails directamente en tu bandeja de entrada, únete a mi lista aquí.

¿Sientes malestar?

Yo sí, pero lo siento desde hace muy poco tiempo.

Si es que la propia palabra te lo dice, «estar mal»

¿Quién coño quiere estar mal?, pues nadie.

Y por evitar SENTIR malestar hacemos cualquier cosa. Repito, cualquier cosa.

(más…)

Un lugar para sentir

Una esterilla, un lugar o un punto en el universo, da igual, pero aquel en el que consigas pararte, desconectar del mundo, conectar contigo y sentir… Antes de que pienses me piro que esta tía está «modo intensidad mística….», te pongo en contexto:

«Ahora mismo mientras escribo este email tengo a dos niños al cargo de los abuelos (tocando en la puerta cada 2 minutos) corriendo, jugando y berreando (normal, como niña y niño que son), el sonido de su tele de fondo, y ADEMÁS en mi cabeza retumba el corre-corre del día a día, lo que hice hoy, lo que tengo que hacer mañana, y el piiii piiii del móvil, (hasta hace un segundo que me he calentado, y lo apagué porque ha pitado quince veces)«

Si me preguntas ahora… ¿oye Casi, cómo estás?, pues mi respuesta es… Ufff, que suena raro, pero me imagino que me entiendes.

Yo qué sé cómo estoy… lo más que te puedo decir: bien o mal.

Imagina que en lugar de escribir un email, necesito tomar una decisión, más o menos importante, da igual, constantemente estamos tomando decisiones, desde qué vas a comer ahora, cómo vas a dar servicio a un cliente, o cómo te diriges a las personas que te rodean, hasta interpretar las métricas de tu negocio y tomar acción en consecuencia.

¿Cómo crees que se puede tomar una decisión alineada, coherente y
sensata con semejante carga en la cabeza?

( . . . )

¿Complicado, verdad?
Si no puedo conectar con lo que siento, ¿Cómo voy a saber lo que necesito?

Este es el momento en el que yo recurro a mi piedra de sentir.

Me calzo las zapatillas, me pongo mis airpods, voy a mi lista de Spotify, y salgo a andar a la playa, respirando hondo, llevando conscientemente mi atención a mi respiración y disfrutando el olor a salitre.

A los 10-15 minutos de paseo llego a mi piedra favorita en la que suelo estar completamente sola. Está en el extremo más alejado del pueblo, a mi derecha está la playa, y frente a mí el horizonte. Vuelvo a llevar conscientemente mi concentración a la música que estoy escuchando, a los colores del atardecer, al ir y venir del mar, a los barquitos de pesca que llegan al puerto, y conecto con mi cuerpo observando ¿qué siento a nivel físico? >> quizás tensión, malestar, molestia, plenitud, lo que sea… Observo los pensamientos que surgen, sin buscar los porqués, sin juzgarlos, sólo dejando que estén.

Y poco a poco, dónde SÓLO había angustia, estrés, malestar (lo que sea), se  va abriendo paso la calma. Y ahora sí. Ahora sí puedo PENSAR. Quizás el malestar sigue ahí, quienes sentimos ansiedad, no siempre conseguimos que se vaya la sensación de inquietud y ahogo, pero sí baja de intensidad y podemos dejar espacio a la calma que necesitamos para pensar.

Ahora sí, puedo conectar conmigo con mi creatividad y razonar desde mi necesidad, valorar opciones posibles, pros y contras, y decidir que sí y que no voy a hacer. Y te prometo que es sanador para mí, después de este ratito vuelvo a casa nueva, y sí tomo mejores decisiones.

Me encantaría saber si tú también te regalas un tiempo y un lugar para sentir, o si no lo conocías, y  lo pones en práctica, responde a este email y dime cómo te ha ido. Yo siempre lo recomiendo porque literalmente me ha cambiado la vida.

Te mando un fuerte abrazo, Casi ❤

Si quieres recibir estos emails directamente en tu bandeja de entrada, únete a mi lista aquí.

La claridad del impacto

Imagínate que te sucede algo, a ti, o a los tuyos, un susto, una enfermedad, un fallecimiento, una carta de Hacienda, una relación que se rompe… no sé algo que te suponga un shock!. ¿Te suena escuchar luego estas frases?:

«Quién se esperaba esto»

«Ya que no tienes esto (salud, dinero, amor…), al menos tienes esto otro (…)»

«Ahora tengo que ocuparme de esto, todo lo demás puede esperar»

(más…)